(Lo que se percibía en 2011, es decir, que detrás de algunos de los discursos que se escuchaban en torno al movimiento 15M se encontraba una estrategia para reconducir al sistema el enojo reflejado por una amplia fracción de la sociedad a través de un nuevo partido, ha quedado patente más tarde en el partido de creacón televisiva Podemos y en la aparición mesiánica de Pablo Iglesias, aunque hayan calculado mal el tiempo y lleguen con un discurso bastante debilitado y habiendo mostrado a cada paso su verticalismo. De todos modos, ya ha cumplido los deberes en lo que a desactivar los discursos revolucionarios se refiere. 1-12-2015).
Se acerca un nuevo ciclo electoral y nuevamente son muchas las dudas, informaciones y desinformaciones que se leen y se escuchan sobre lo que significa cada opción: voto a partidos concretos, voto en blanco, voto nulo o abstención.
Desde el punto de vista que se viene planteando de un deseable cambio, en sus distintas vertientes, y entendiendo que en ningún caso se quiere promover el predominio de lo que nos ha traído hasta la situación actual, se han escuchado voces proponiendo, aclarando o matizando las siguientes opciones, en las que nos centraremos:
1. Votar a partidos pequeños.
2. Votar en blanco.
3. Votar nulo.
4. Abstenerse.
Vamos a intentar analizar lo más objetivamente y desde un punto de vista práctico, de significación, y no doctrinario, lo que supone cada uno. Para ello, previamente hay que conocer cómo se contabilizan los votos a la hora de repartir escaños.
El número total de escaños del Congreso (lo mismo sirve para Senado, Juntas Generales, Ayuntamientos…) se reparte al 100% entre todos los partidos, independientemente del índice de participación, es decir, no se dejan escaños vacíos. El voto, en el sistema parlamentario, es la parcela de poder individual que cada persona puede decidir delegar en el sistema de representación, o reservarse para sí no ejerciéndolo. Los votos nulos no se contabilizan, de modo que el reparto de escaños se hace solamente entre el número total de votos legalmente emitidos (votos a partidos con candidatura legal + votos en blanco). A partir del número de votos legalmente emitidos, se determina el número necesario para obtener un escaño. Los votos en blanco y los votos a formaciones políticas que no alcancen el número mínimo para lograr un escaño, se reparten según el sistema D’Hont, que beneficia a las fuerzar más votadas, en especial a la ganadora. Es lo que aritméticamente suele permitir que un partido alcance la mayoría absoluta sin necesidad de lograr el 50% de los votos legalmente emitidos. La alta participación supone que, para conseguir un escaño, el número de votos necesarios sea más alto. La baja participación, por el contrario, reduce el número de votos necesarios para conseguir un escaño.
Veamos ahora esas opciones a la luz de dicha información:
1. Votar a partidos pequeños: Esta opción, partiendo de la premisa inicial de que se desea cambiar la situación actual, supone que se acepta el sistema de representación en sus distintos niveles, que se desea ser representado por alguien, pero que se quiere evitar el bipartidismo o el control de la política por parte de las formaciones habitualmente representadas. En ese sentido, puede ser útil siempre que el partido a que votemos alcance el número suficiente de votos. En caso contrario, como se ha visto más arriba, el sistema D’Hont entregará esos votos mayormente a la fuerza ganadora, aumentando su ventaja.
2. Votar en blanco: Esta opción supone que nos da igual quién gobierne pero que deseamos que alguien lo haga, o que ninguno nos convence. En la práctica es, literalmente, entregar un cheque en blanco al ganador. Aumenta el índice de participación, encareciendo por tanto el escaño (los partidos pequeños tendrán más difícil lograr un espacio en el reparto de la tarta), y por el sistema D’Hont se suman mayormente al partido ganador.
3. Votar nulo: Esta opción supone que se es contrario a todas las fuerzas políticas presentadas, pero que se desea participar del sistema electoral. Es una forma de protesta o de castigo contra el funcionamiento del sistema, sin cuestionarlo en su conjunto. Al igual que la abstención, al no ser contabilizado como voto válidamente emitido, abarata el escaño, dejando mayores opciones a los partidos pequeños para conseguir representación.
4. Abstenerse: Esta opción supone que la persona no se hace partícipe del sistema electoral y parlamentario en su conjunto. Es una forma de deslegitimar al proceso en sí, sea cual sea su resultado. Al igual que en el caso del voto nulo, su efecto sobre el resultado es que se abarata el escaño, al reducir la proporción de voto legalmente emitido, haciendo más fácil a los partidos pequeños la obtención de representación. La diferencia entre ambos es el nivel de legitimidad que se quiera reconocer al sistema de representación.
En el caso concreto de Bizkaia, se reparten en total 8 escaños (se redujeron desde 9, debido a la reducción demográfica del territorio). A mayor participación, cada uno de esos 8 escaños exigirá mayor cantidad de votos, y a menor participación, menor cantidad de votos. En 2011 se presentan 11 candidaturas. Esto significa que, en el caso más disputado imaginable, 8 de ellas lograrían representación, un escaño cada una. En las últimas elecciones de 2008 se presentaron por Bizkaia 21 partidos, y esos escaños se repartieron entre tres: PSE-EE (4), PNV (3) y PP (1). Los votos en blanco y los votos recibidos por formaciones políticas que no alcancen el mínimo (que oscilará, como se ha dicho, en función de la mayor o menor participación), se sumarán aportando más o menos escaños a los partidos políticos que se disputen el triunfo en el territorio. Sólo los votos nulos y las abstenciones no serán sumadas a ninguna candidatura, pero tendrán la incidencia indicada sobre el conjunto.
Ahora la elección es tuya, en función del efecto que desees, lo que te mueva y lo que tu conciencia te dicte. Nadie puede decidir ni actuar por ti. Sólo tú puedes interpretar lo que en ti vive. El 20-N, y todos los días de tu vida, piensa, decide y actúa con libertad, responsabilidad y solidaridad. Infórmate y fórmate, participa, colabora y sé.
En cuanto al vídeo de Anonymous sobre la #OP 20N que circula por la red, cabe aclarar lo siguiente:
Aunque está muy bonito y dice unas cuantas verdades, comete errores y curiosos olvidos que dan mucho que pensar. Para empezar, la Constitución y la paz social no se aprobaron tanto por las maniobras de la derecha, como dice explícitamente el vídeo, como por el generoso aporte de las izquierdas: PSOE, PCE y sindicatos UGT y CCOO. Ese conglomerado político-sindical allanó el camino, participó activamente en la redacción, y obtuvo jugosos premios por ser buenos chicos. A la hora de presentar a los malos de la peli, insistentemente habla de 4: PSOE, PP, CiU y PNV, dejando en un oculto “otros” a la tercera fuerza en votos a nivel estatal: IU, tan participe como las demás en las políticas actuales y que tantas veces ha actuado por “responsabilidad” política en favor de la “estabilidad” (su estabilidad, no la nuestra). A la hora de la propuesta, el análisis es tendencioso y engañoso por lo siguiente (y conmino a alguien a que me dé datos de lo contrario): el voto en blanco y la abstención se plantean como parte del mismo resultado. ¡FALSO! El voto en blanco, efectivamente, favorece a los partidos mayoritarios, ya que es voto computable y, por tanto, al entrar en el % de voto legalmente emitido, hace que se necesiten mayor número de votos por cada escaño, fortaleciendo al ganador (se asigna proporcionalmente entre los partidos que obtienen representación, yendo casi íntegramente a la fuerza ganadora, igual que los votos a PARTIDOS PEQUEÑOS que no obtienen representación, algo que también se silencia en el vídeo). La ABSTENCION, por el contrario, tiene el mismo efecto, a efectos de conteo, que el voto NULO. El voto NULO no se cuenta como voto legalmente emitido, y produce el MISMO efecto práctico que la abstención: al haber menos porcentaje de voto legalmente emitido (votos a partidos legalmente presentados y votos en BLANCO), el número de votos necesario para lograr un escaño es menor, perjudicando EN AMBOS CASOS (abstención y nulo) a los partidos MAYORITARIOS y dando más posibilidades a los pequeños. Sin embargo, al ser el voto NULO, después de todo, un voto, está expresando su acuerdo con el acto de votar, de delegar el poder individual en quien sea que gane las elecciones. El mensaje real es el siguiente: NO ME GUSTA NINGUNO, PERO ASUMO ESTE SISTEMA Y POR TANTO RESPETO EL RESULTADO. El mensaje de la ABSTENCIÓN, teniendo la misma incidencia “práctica” que el NULO, es bien distinto: NO PARTICIPO DE ESTE SISTEMA QUE OS HABEIS CREADO Y ME RESERVO MI PODER DE ACCIÓN Y DECISIÓN, NO RECONOCIENDO EL RESULTADO DE LAS URNAS, PUESTO QUE NO LO HAGO MÍO.
Si lxs autores del vídeo de Anonymous quisieran lo que dicen querer (cambiar el sistema, y no socorrerlo o retocarlo), habrían hecho un llamado masivo a la ABSTENCIÓN. Reconocen que una abstención masiva sería lo más efectivo para invalidar el sistema, pero se apresuran a descartarlo por supuestamente imposible. Para desvalorizar dicha opción utilizan, como coartada, el discurso que previsiblemente utilizarán los partidos políticos y los medios de desinformación masiva, como si fuera eso lo que debemos tomar en consideración y no fueran capaces de realizar un discurso igual de descalificativo y manipulativo sobre las otras opciones, invisibilizándolas si así les conviniera o interpretándolas desde sus propios intereses. ¿No seria más factible una demostración de la invalidez del sistema si, en lugar de dispersar la opción entre partidos minoritarios (entre lineas se ve claramente a qué partido “minoritario” apuntan) y voto nulo, se concentraran en una sola opción, no votar? Por algún motivo que no se confiesa eso da miedo a unxs cuantxs y debe alertarnos sobre la maniobra que algunos sectores participantes en el 15M llevan gestando desde sus comienzos: una maniobra para atraer abstencionistas y dirigir su descontento hacia algún partido “minoritario”, sin citar su nombre para que no huela demasiado, no vaya a ser que se trate de la tercera fuerza en número de votos a nivel estatal. Como Drácula se alimenta de sangre y sin ella lo unico que le queda es reposar en su ataúd, los partidos políticos, TODOS, y sus miembros, se alimentan de votos, y sin ellos… no hace falta decir qué les quedaría, ¿no? El vídeo, con su interés en las verdades de la parte central, es una hábil manipulación en lo que a la forma falseada de contar la historia al comienzo y de plantear las opciones al final se refiere. ¡Ojito!
(13-11-2011)