Mascarilla

Cuando no era obligatorio puse mascarilla a los besos,
y ahora,
cuando se obliga,
comería a besos nubes y olas,
delfines y jabalíes,
también ladrillos y pasamanos, a buen hambre no hay beso duro.
Sin mascarilla,
sin besos,
sonrosado,
sin pedir mus,
pero, quizá, seguro,
a hórdagos,
aún sin cartas.
Seguro de que nos quieren lejos
de todo beso seguro.
A hórdagos esperando que me vacunen miedo.
Beberé sin vino la copa vacía
y masticaré los cristales, esos son los más ricos.
Entonces sonreiré,
pero no lo verás,
porque llevo puesta la mascarilla en los ojos,
pues a eso no obligan.
Y cuando llegue de nuevo la orden de ponerse la mascarilla
comenzaré a regalar besos
a nubes y olas,
delfines y jabalíes.
Pero, por favor, no seas balcón dedilargo,
hastiado
por los besos libres de mariposas, chiribitas y chipirones.
También a mí me habéis hastiado, por la cara, y mejor
si me pongo la mascarilla.

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