Ha llovido de nuevo en tu niñez
y todavía no has arreglado las goteras.
Las canicas o las tabas, elige qué perder de vista,
no has hecho tú las reglas del juego.
Aunque se empeñe el cielo en llorar el océano permanecerá salado,
no te atrapará más rápido la marea
aunque de nuevo llueva
en tu niñez.
Lanza la canica,
tapa una gotera,
¿a dónde han ido las tabas?
Ha llovido de nuevo en tu niñez
y las reglas no estaban escritas en la arena.