Más allá de la abstención activa

Ayer nos dejaba el gran Lucio Urtubia. Se apagó su cuerpo, pero no sus ideas. El año que viene se cumplirán diez desde que creáramos, azuzados por el anarquista navarro, EHKL(Euskal Herrietako Koordinakunde Libertarioa). Fue una corta aventura, pero también un camino enriquecedor. Solo existe una vía para no equivocarse: no hacer nada. También una vía que nada enseña. Y fue Lucio un ejemplo del valor de hacer, por encima de todo.

Por otro lado, hace una semana se cumplió una fecha que nos deja fríes a les anarquistes: la enésima triste representación de la democracia. Tanto antes como después de ella, he sentido estos meses un gran vacío. No es de por sí el nuestro, en nuestro entorno, un movimiento que se sienta muy vivo pero, al igual que ante otros muchos acontecimientos, diría que les anarquistas nos hemos sentido fuera de juego dentro de los muros renovados de la nueva normalidad que, bajo la coartada del COVID-19, han construido a nuestro alrededor. Igual que como solemos sentirnos en cada nuevo ciclo electoral.

Dejaré a un lado unos tipos de virus para centrarme en la enfermedad democrática. Y es que, hace un par de días, discutía con un amigo sobre la estrategia ante las elecciones, tirando de los hilos de una idea similar.

Está claro, y lo veo bien, que históricamente la fiesta de la democracia no ha tenido gran repercusión, ni en el día a día de las individualidades anarquistas, ni en la actividad de los grupos y organizaciones, más allá de algunas campañas repetitivas y atávicas en favor de la abstención activa. Al llegar la época electoral, parece que nos sentimos en la obligación de recordar al mundo que nosotres no participamos, pero el hecho mismo de crear carteles, mensajes, imágenes… por la abstención activa expresa un deseo de influir en dicho proceso, ¿no? Diría que deseo e imposibilidad.

Conozco las razones para mantener una distancia prudente con las elecciones, hace tiempo que las hice mías, pero, ¿podrían pensarse de otro modo las estrategias en torno a ellas? ¿Podrían pensarse como oportunidad para colocar un altavoz a lo que el anarquismo desea llevar a cabo y, sobre todo, a lo que está desarrollando? ¿Podríamos servirnos de esos ciclos continuos para hacer llegar a la sociedad nuestros proyectos, intenciones, ideas, historia…? Es decir, cuando proclamamos la abstención activa, ¿podríamos hacer algo más para que nuestra abstención sea realmente activa, y mostrar qué queremos decir con la palabra activa?

Sé que no soy el primer anarquista al que se le ocurre una idea así y, después de todo, el tema electoral siempre ha sido una patata caliente en nuestras manos. Además, más allá de los eslóganes, siempre ha habido y siempre habrá anarquistas que han votado y votarán, cada cuál por sus razones. Igualmente, ha habido proyectos para crear partidos, incluso partidos que con el tiempo se han alineado con el anarquismo, como el Partido Liberal de los hermanos Flores Magón, que en los comienzos del siglo XX en México mantuvo una lucha constante contra el capital y el estado, y extendió como la pólvora entre las clases desposeídas el grito “Tierra y Libertad”; actuando, de hecho, mucho antes de que Zapata se sublevara. Pero no tengo en mente un proyecto semejante; no pienso en la creación de un partido anarquista, en el sentido que la partitocracia otorga a los partidos.

Sin embargo, existe otra opción: servirse de los escaparates que el sistema ofrece a los partidos, para crear grietas en ese sistema, precisamente. Para tomar el pelo al sistema, dicho en corto. No debería ser difícil: explicando bien el proyecto en espacios anarquistas, cumplir las condiciones exigidas por la ley (firmas y todas esas mandangas) para crear un aparente partido (pongamos, por decir algo, que legalizamos AA, Abstención Activa). Por supuesto, dicho partido necesitaría un programa y algunes candidates, pero eso sería lo de menos. El objetivo sería poner en marcha la mayor campaña de propaganda realizada desde hace tiempo por el anarquismo, sirviéndose de todos los canales que el sistema pone en manos de los partidos.

Claro está, dicho AA no pediría el voto, pero, precisamente para mostrar que la partitocracia no significa nada para nosotres, serían suficientes un par de mensajes breves para dejar claro que no queremos el voto de nadie. Bastaría algo de este estilo: “No representamos a nadie, nadie nos representa. No votes”. De modo que la fuerza comunicativa se pondría en otra dirección. Pensar bien esa campaña exigiría el mayor esfuerzo.

Así que, ¿para qué podrían utilizarse los canales que el sistema ofrece a los partidos? Creo que sería importante, con tiempo, preparar materiales audiovisuales bien pensados y significativos, para mostrar estos puntos, entre otros:

  • Qué es el anarquismo.
  • Experiencias anarquistas históricas (desde México a Manchuria, pasando por Aragón o Ucrania).
  • Experiencias, formas de organización, proyectos, acciones… actuales (pueblos y barrios autogestionados; zonas liberadas autónomas en EEUU, Francia, Italia, Grecia…; experiencia de la FAGC; cooperativas integrales; la lucha del bosque de Hambach en Alemania…). Aunque generen mayores dudas, creo que Chiapas y Rojava necesitarían su espacio.
  • El Estado-Capital-Heteropatriarcado son uno. Todas las luchas son una y la misma: respeto, igualdad y libertad, individual y colectiva, entre seres humanos. La lucha ecologista, feminista, de colectivos LGTBQIA, antirracistas, por el decrecimiento, por los derechos lingüísticos, contra todo tipo de imperialismo… no tienen ni sentido ni futuro, si no rompen la lógica jerárquica del estado y el capitalismo que crean y garantizan todas las desigualdades, y si su meta no es global.
  • Más allá de las elecciones, llamado a acercarse y participar en los espacios, agrupaciones, luchas que pudiera haber en el barrio de cada cuál. ¿Qué está pasando en tu barrio, en tu pueblo? Acércate, conoce, actúa (ateneos, bibliotecas, okupas, luchas por la vivienda, grupos organizados contra la violencia policial, el fascismo y el racismo, por la defensa del medioambiente frente al capitalismo predador, asambleas barriales auto-organizadas…).

Pienso que eso crearía oportunidades, en el proceso para preparar todo el material, para enlazar diferentes luchas, colectivos, realidades, procesos…, para conocerse y, finalmente, visibilizarlas, rompiendo con la limitada visión territorial de la partitocracia. Sean las elecciones forales, autonómicas o de un estado concreto, se pondrían en pantalla realidades, historias, luchas, acciones… sin fronteras. Y no son pocas, desde las revueltas en Chile o EEUU, hasta Hong Kong, sin olvidad Oriente Próximo y África. Mostraríamos lo que nos une a todes les oprimides del mundo.

Hecho eso, que la gente vote o que no, sería decisión personal, y en la campaña ese tema no tendría gran peso ni importancia. La base es llamar a la acción a través de la acción: la realidad no la transforma el voto, sino la acción.

De todos modos, en un caso muy hipotético e irreal, si a algunas personas se les ocurriera votar por ese aparente partido, y se consiguiera algún asiento para las elecciones que fueran, para empezar, debería quedar claro (y creo que así deberían firmarlo quienes aceptasen figurar como candidates) que esos hipotéticos asientos quedarían vacíos. ¿Recogería su acta y las dietas correspondientes la persona electa? ¿Por qué no? ¿Por qué no profundizar en esas grietas del sistema, y dirigir el dinero entregado por el sistema a proyectos revolucionarios que se consideren de interés? No creo que hubiera muchas posibilidades para ello, pero si se diera alguna sorpresa, sería una nueva oportunidad para reírse del sistema.

Por su puesto, todo lo aquí escrito es un borrador incompleto de una idea, puesto a votepronto. Si se hiciera algo así, habría que repensarlo de nuevo entre todas las personas dispuestas a participar, desde cero, teniendo, eso sí, clara la meta: por medio de una campaña bien pensada, trabajada y elaborada servirse de las grietas del sistema y, si es posible, agrandarlas, y no crear un verdadero partido, grupo o colectivo, con pretensión de durar en el tiempo.

Solo es una idea…

2 Comentarios

  1. Manuel Salguero

    VOTA A NADIE PORQUE NADIE SOLUCIONARÁ TUS PROBLEMAS.
    Es importante los espacios fisicos y mentales apartados de normas jerarquicas. Muy importantes.
    Creo que subjetivamente no se le da la importancia que tiene. Por poner un ejemplo el tiempo que duró la acampada de la Puerta del sol. Que habia familias que llevaban a sus hijos a ver aquello, un pueblo hecho de cartón con sus calles y todo en pleno Centro neuralgico de la Cápital, repleto de pensamientos de filosofos, idelistas etc por todas partes. Que salias de allí, con lo que estaba cayendo, en un estado mental donde no cabia derrota alguna.
    Esto son cosas que quedan en la mente de la gente de por vida, donde uno se siente individuo que cuenta para algo, que se le escucha y que rompe la propaganda antipersonal que envia el poder, esa de que tu vecino es tu enemigo.
    Todo esto cuenta, ha contado siempre. Nuestros antecesores practicamente partian de cero, nosotros partimos, o creemos, desde las grandiosas cosas que ellos alcanzaron.
    Tal vez esto nos haga a veces no darnos cuenta de la importancia y la fuerza que tienen esas cosas a las que casi no damos importancia.

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    1. Asel (Publicaciones Autor)

      Coincido plenamente, Manuel, y mi propuesta parte de esa misma forma de entender la participación y desde el convencimiento de que debemos abstenernos del voto y de que esa abstención debe ser activa.
      Gracias por tu comentario.

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