Cosecha de primavera

La prisión a escala mundial no es algo nuevo, siempre hemos vivido en libertad vigilada restringida, y lo único que ha cambiado desde el año pasado a esta parte consiste en esa ‘restricción‘. Hemos pasado más de un año en una libertad vigilada aún más restringida. En este hemisferio norte que parece gobernarlo todo, cumpliendo el ciclo primavera-verano-otoño-invierno completo e inmersos en el segundo. Y aunque los derechos sean algo que nos conceden y nos revocan, aún nos quedan cosas que podemos realizar sin pedir permiso a nadie. En mi caso, escribir es una de ellas, aunque sea consciente de que también eso puede ser en cualquier momento un derecho revocable.

Quería, sin embargo, dejar de lado las reflexiones y dar a conocer los frutos de esta primavera. Por un lado, Booktegi ha publicado mi primera colección de poemas, titulada Denboran zatika. Como un pan hecho con masa-madre, se trata de una producción dejada mucho tiempo a fermentar, desde comienzos de los noventa hasta ahora, ahí es nada. Vista mi velocidad para la poesía, puede pensarse que, quizá, antes de morirme finalice otra colección de poemas. De cualquier manera, ahí están esos poemas para descargarlos gratis, leerlos y, a ser posible, reflexionar y disfrutar siguiendo lo que sugieren.

 

El segundo está por venir, y viene a cerrar otro ciclo, pero no tan largo, claro. La novela Malthusen ezinegona viene a completar la senda abierta en 2005 por Karonte y continuada en 2018 por Bioklik, el ciclo distópico de ciencia-ficción. Cada una contando su propia historia, un hilo invisible conecta las tres novelas, son pasos, en la construcción de un modelo social. Además, pareciera que la segunda crisis que se menciona en Bioklik ha acudido formal y puntual a la cita, y que esta libertad vigilada restringida aumentada que mencionaba es también un indispensable eslabon para llegar al mundo que Malthus conocerá en 2222. Quién me iba a decir que vería cumplidas mis más oscuras pesadillas. ¡Menos mal que a 2222 no llegaré ni en sueños!

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